Critical Kush se describe a menudo como una de las variedades con aroma más intenso y terroso, y lo mismo se podría decir de su sabor. Otros matices aromáticos son el limón y la lima, con un picante añadido. La Critical Kush mantiene el clásico sabor kush pero con toques terrosos y a madera más acentuados y con un regusto dulce muy duradero. Los efectos de la Critical Kush se manifiestan con un poderoso colocón corporal que es ideal para quienes necesiten relajarse y liberar su estrés.
Esta variedad es ideal para disfrutar por las noches y es especialmente útil para tratar síntomas de insomnio, depresión y ansiedad. El efecto deja una sensación general de bienestar con una euforia evidente. Los fumadores también confirman que la potencia de esta variedad es muy eficaz para aliviar dolores crónicos.
A pesar de su elevado contenido de THC, que puede alcanzar máximos del 25%, la Critical Kush no genera ansiedad ni paranoias. Además, esta planta contiene aproximadamente un 2% de CBD, lo que amplía su potencial terapéutico. Los únicos “inconvenientes” percibidos en su experiencia de fumada son la sequedad de boca y posibles mareos.
CÓMO CULTIVAR CRITICAL KUSH
La Critical Kush es una variedad con un vigor especial que se desarrolla bien tanto en entornos de interior como de exterior, haciéndola ideal para cultivadores novatos. Pero su crecimiento destaca en climas templados y cálidos.
El cultivador podrá plantar semillas feminizadas o esquejes que florecerán entre 55 y 60 días después, con cogollos de colores diversos en los que llaman la atención unos tricomas ámbar oscuro. La Critical Kush produce una cosecha impresionante, con colas enormes, pegajosas y cubiertas de resina a lo largo de una planta poblada y de altura media.
Dado que esta índica no suele superar los 100-110cm de altura, es ideal para pequeñas operaciones de cultivo en interior. Su ciclo de vida está en la media, con niveles de THC que alcanzan sus máximos entre mediados y finales de septiembre o incluso principios de octubre. La cosecha habitual para un cultivo en condiciones decentes se sitúa entre 550 y 600g/m², aunque podría superarlos.